Como padres, nos preocupamos constantemente por asegurar un futuro prometedor a nuestros hijos, tanto así que trabajamos con más esmero, invertimos en talleres de estimulación temprana, en la adquisición de un nuevo idioma, en deportes, cursos para el adelanto educativo, entre otros. Es que habrá algo más satisfactorio que ver a nuestros hijos desarrollarse como individuos plenos, explotando todo su potencial y realizando su proyecto de vida.
Uno de los principales objetivos de la educación es formar integralmente a todos los estudiantes, mostrándoles el camino para desarrollar sus diferentes habilidades; sin embargo, este objetivo no puede recaer totalmente en la escuela. Recordemos que los principios y valores que perdurarán a lo largo de toda su vida y que les permitirán desarrollarse con plenitud, se originan y fortalecen constantemente en casa. Si bien la escuela es muy importante para nuestros hijos, nada puede reemplazar a los padres.
En los últimos tiempos, el afán por asegurar el futuro de nuestros hijos ha generado que tanto padres como madres trabajemos durante todo el día, lo cual, si bien asegurará estabilidad económica de nuestra familias, deja poco tiempo para compartir con nuestros hijos, ignorando que de cara a su formación es muy importante que estemos presentes y los ayudemos en su desarrollo afectivo e intelectual. Si bien la cantidad de tiempo es importante, lo es más la calidad.
En una entrevista realizada a Álvaro Bilbao, especialista en memoria, desarrollo de la inteligencia y potencial de los niños, este señaló lo importante que es la actitud de los padres con respecto a sus hijos y cómo diferentes investigaciones demuestran que las distintas formas de comunicarnos con ellos influye en el desarrollo de su lenguaje, memoria, el afianzamiento de su confianza, concentración, el autocontrol e incluso la capacidad creativa. Es importante, por esto, que asumamos nuestra responsabilidad formadora y destinemos tiempo de calidad para nuestros hijos.
Nuestros hijos son diferentes unos de otros, tal vez las estrategias que empleemos para desarrollar el potencial de uno de ellos, no tengan el mismo impacto con los otros. No todos han nacido para ser escritores, ingenieros o científicos, por lo que, lo mejor es guiarlos en el camino del descubrimiento y reflexión personal, respetando su individualidad, prestando atención a sus características más resaltantes y guiándolos para que se encuentren a ellos mismos, se respeten, valoren y desarrollen sus diferentes inteligencias.
¿Qué podemos hacer?
A fin de fomentar el desarrollo del potencial de nuestros hijos, podemos tener en consideración las siguientes recomendaciones:
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